
Cuatro cámaras, inversas al exterior.
Lisas de tanto escurrir, surcadas de tanto escuchar.
Su sonido añejo es más lento pero más intenso.
Allí pasan desapercibidas aquellas turbulencias de aguas pasadas.
Atrios separados y desahuciados por carreras milimétricas para alcanzar el ruido de lo vivido.
Ya no corren más, abiertas liberan su quejido, condicionado por una injusta razón.
Siempre cierra su ciclo.
Siempre llega a tiempo.
Siempre culposo de tanta felicidad y de tanta tristeza.
Cavidades abiertas y libres, al fin quedaron.
Ningún reloj apresura tu paso.
Solo el tiempo le dará su paso.